Negocios regenerativos de los cuerpos y ...

Negocios regenerativos de los cuerpos y territorios

Jan 12, 2024

Un sueño que este año celebra 11 años de creación. ‌Cucurí es lo que llamaríamos en LUNARTE (Laboratorio Urbano de Naturaleza y Arte para la Regeneración de los Territorios) un negocio regenerativo centrado en la vida, con el propósito claro de <Contribuir a la salud del planeta a través del cuidado del cuerpo y el ambiente>.

Con inspiración, diseño, sentido de responsabilidad, Cucurí se ha convertido en la primera tienda de cosmética natural en el Estado Táchira, única en la región y el país, llevando a las personas productos de alta calidad, elaborados artesanalmente con premisas de cuidado ambiental y humano.

‌Más que un negocio, Cucurí es un sistema de relaciones de cuidado para la salud y la vida, con producción, educación y atención holística al cliente, que a través de sus productos, propios y locales, promueven un sistema de alianzas locales, fortaleciendo y aportando a una economía local sostenible.

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‌A lo largo de los últimos 11 años, Cucurí ha logrado posicionarse cómo una ventana de productos de jabonería, cosmetología y alimentación en función del cuidado holístico de la salud, además de servir como experiencia pedagógica con una alta vocación de servicio hacia clientes, aliados, amigos y comunidad, para avanzar en el tránsito hacia un mundo Regenerativo y Sostenible.

Sofia Wassouf, su creadora, ha realizado este sueño que hoy se posiciona como un proyecto de vida altamente significativo tanto para ella como para su familia, comunidad y ciudad. ‌ Si bien en su relato se revelan dificultades, crisis, caídas, durante los últimos 11 años que no se desvinculan de su presencia geográfica de la realidad venezolana, la historia de Cucurí ha logrado colocarse como un ejemplo de ese “florecimiento en la grieta de cemento” desarrollándose de forma orgánica y sentipensada en medio de tantos otros negocios que han ido en dirección contraria.

Iniciar este proyecto, que ahora es un negocio en auge, es indudablemente un atrevimiento, como lo dice Sofía, quien nos cuenta un poco de sus primeros pasos con Cucurí: “En un mundo tan invertido, la cosmetología natural es un atrevimiento. Empecé este recorrido hace 12 años como una búsqueda propia a raíz de enfermedades crónicas vinculadas a la desestabilización de mi microbiota. Recuerdo que compraba medicamentos muy costosos que tenía que buscar fuera del país y aún así no cambiaban nada los síntomas, más bien empeoraban. Me puse a investigar y conseguí que el aceite de coco servía como fungicida y en ese proceso empecé a utilizar más productos de origen natural. Esto lo acompañé de un proceso de desintoxicación tanto externo como interno: alimentación, productos cosméticos, etc., así fui curándome y entrando cada vez más en este mundo, llegando a lo que es hoy”.

Sentipensar el tránsito regenerativo

Es inevitable hablar de un negocio regenerativo sin pasar por la raíz filosófica y espiritual que los ha llevado hasta aquí. ‌Y es que tal como plantea Sofía en la frase "Si quieres cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa", para ella, no se ha tratado sólo de sanar el cuerpo, sino también de sanar la mente. El viaje de más de una década ha significado en paralelo y en la base una travesía espiritual en la cual se han cimentado sus propios valores humanos, poniendo de acuerdo mente, corazón y cuerpo con su entorno, lo que en LUNARTE llamamos el proceso de sentipensar pisando tierra.

Ser parte de este tránsito regenerativo es también identificar que la paciencia, el respeto por los tiempos orgánicos, por nuestros procesos internos y comunes, son necesarios para dejar crecer raíces realmente sólidas para cosechar frutos más nutritivos y abundantes.‌ Ir más rápido implicaría ser parte del ciclo degenerativo y violento con nosotros mismos y con el entorno.‌

Ecocrear con la naturaleza

Cucurí empezó con jabonería artesanal y ha ido nutriendo su plantilla de productos con aceites vírgenes, cremas dermoprotectoras, esencias, alimentos agroecológicos, medicina natural, entre muchos otros.‌ Tanto la materia prima como los productos son de elaboración propia de Sofía y otros provienen de productores locales agroecológicos y artesanos que en plena crisis venezolana empezaron a ofrecer su producción.

“Quisimos empezar a ser una ventana para estos productores, que ya conocíamos y sabíamos de la calidad de sus productos, en coherencia con nuestra visión”.

Hoy en día sus clientes son tanto personas que están en la búsqueda de migrar a productos que sanen y no intoxiquen la piel, el cuerpo, la salud propia y la del planeta. Incluso médicos alópatas reconocidos de la ciudad han empezado a experimentar y recomendar la calidad de los mismos.

‌Regenerar

Sin duda, Cucurí ha cambiado positivamente la vida de muchas personas y esto es parte de la regeneración de los territorios que somos y habitamos.

“Hoy en día, la red que sostiene y hace crecer en armonía este negocio son las personas que buscan sanar su cuerpo de una forma más coherente y sostenible. Son personas que valoran lo que acá les ofrecemos y que en su mayoría están conscientes del daño que le hacemos no solo al cuerpo sino al ambiente, al consumir productos con alto contenido tóxico”.

Al final de esta historia, el compromiso de Cucurí como negocio es aportar un granito de arena a la regeneración y cuidado del planeta. El deseo es seguir creciendo de forma orgánica, junto a la propia clientela, comunidad, proveedores, aliados, respetando a la vida, al ser humano y la tierra.

‌Escuchar la historia de Cucurí en palabras de su fundadora ha sido un deleite, tanto por la experiencia de conocer la tienda y el taller de producción, así como por escuchar la humanidad que sostiene el alma de sus creadores. Valores y principios claros, procesos de vida que los han llevado a estar cada vez más conscientes y ser responsables de sus actos a en este tránsito terrenal, teniendo como herramienta este proyecto.

Para cerrar, nos comparten la anécdota vista al final de uno de los partidos de último mundial de futbol, en el que un grupo de japoneses se quedaron luego de que las demás personas salieran y empezaron a recoger los residuos que dejaron los demás aficionados. Los comentaristas conversaron sobre lo que estaba ocurriendo, revelando que en la cultura japonesa, no importa quién ha hecho el daño, si estás presente, debes hacerte cargo. En este contexto Sofía nos regala la frase: “recogemos con amor lo que sembramos sin él”, de esta manera, las generaciones actuales, tenemos el deber amoroso de hacernos cargo de regenerar lo dañado, sin importar quién lo haya hecho en el pasado.

En este tránsito donde LUNARTE va recopilando historias regeneradoras de nuestro Ser - Cuerpos y Territorios desde el sentipensar, el relato de Cucurí se presenta como la apertura para conocer una experiencia real y tangible de un negocio regenerativo posible en Venezuela.

IG: @cucuri.ve

Autora:

María Gabriela Inojosa Sosa

IG: @lunarteve

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