Desde hace tiempo me interesa el uso del cuerpo y su invención en el arte y el erotismo cómo tema de investigación; dentro de una mirada de introspección caí en cuanta del potencial corporal que he estado experimentando a manera casi teatral, siendo el cuerpo emisor y receptor sensible de estímulos, así mismo como éste desarrolla una relación con el espacio que le rodean a modo intimista. La representación del cuerpo y la sexualidad así como las situaciones que lo marcan y lo que enuncian nuestras memorias, generan una identidad más allá de un cuerpo físico, se adentran a una identidad visual, donde mediante la relación que mantiene con otrxs se enuncia desde el interior, su relación con el espacio y como se apropia de sí mismo, así como las formas existentes de ciertos factores que influyen en el condicionamiento en un cuerpo donde situaciones y experiencias inciden en él mas que como un cuerpo individual como un cuerpo social y político, ya que este es lo que nos hace conscientes de nuestra existencia, y es también el receptáculo de nuestra “realidad subjetiva, lo que sentimos y somos en nuestro interior” y que nunca se devela por completo.” Una de mis interrogantes recién abordadas fue la extensión corporal virtual, en dónde la representación en soporte digital funciona cómo espacio inmediato, ya que la virtualización desterreoriza y permite que mute posteriormente en otros formatos, empleando formas de experimentación de la identidad sexual por medio de una gramática digital como lo es el glitch, traducida tal vez en una crítica a la inmediatez de los nuevos canales de comunicación y lo frágil que pueden ser me llevó a recurrir a la estética del error opera para evidenciar el que el mundo inmaterial digital tiene una materialidad vital, y que la materialidad tiene el poder de tocarnos o movernos dentro de los entornos virtuales y como se puede experimentar sensaciones a través de lo intangible.