Al caminar siempre hay posibilidad de caerse, de equivocarse, de que las cosas no salgan como lo esperamos y tener que empezar de nuevo. Pero detraz de cada éxito hay una gran cantidad de errores.
Fracasar no está mal, es parte del aprendizaje, cada vez que erramos aprendemos las cosas que debemos cambiar para alcanzar el éxito. El único que nunca fracasó es aquel que nunca intentó hacer nada.
Nuestra mente no está preparada para el fracaso. Desde niños nos cuentan historias donde todos son felices y nada malo ocurre, o vemos a nuestros grandes héroes de la televisión que siempre ganan, aún en las escuelas si te equivocas no aprobás.
Al crecer y enfrentar la vida real nos damos cuenta de lo distintas que son las cosas, la mayoría de los que alcanzan sus metas en el camino han fallado muchas veces. Pero esos fracasos son los que les permitieron aprender para no volver a caer en el mismo error. Si de cada caída nos levantamos y tomamos la enseñanza de lo que no tenemos que volver a hacer estaremos más cerca de lograr nuestros objetivos. ¡No tengamos miedo del error! Analicemos lo que pasó, aprendamos del error, corrijamos lo que tengamos que corregir, tomemos fuerza y avancemos hacia la meta.