Imagínate que, desde que te recuerdas, te has sentido distinta. Buscabas explicaciones en cualquier cosa… igual eras demasiado pequeña y todo era cosa de la edad, tal vez eras más inteligente o más torpe que otros… tal vez tenías algún poder oculto o venías de otro planeta… o de alguna estrella lejana y por eso te sentías fuera de lugar.
Imagínate siendo niña pasando muchas noches en el campo mirando las estrellas de la vía láctea y preguntándote cuál será la tuya. En algún momento tienes la certeza de que tu verdadera casa está allá arriba y te sientes en paz.
Después creces… la idea romántica de que perteneces a alguna estrella lejana se va difuminando y empiezas a pensar que, en realidad, lo que te ocurre es que estás inadaptada al mundo; pero tampoco sabes por qué.
Después creces un poco más y ya empiezas a pensar que estás trastornada, que algo en ti no funciona.
Después te das cuenta de que en el campo te sientes bien… no estás inadaptada al mundo… tu lugar está en el campo, rodeada de bichos y plantas. Entonces empiezas a tener la certeza de que eres una especie de Mowgli…
Buenas noches
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