¿Qué me dirías si te contara que te elegí antes de que te enteraras de que yo existía, que te descubrí sin buscarte y que me impregné de tu esencia desde las sombras, como una pantera que acecha a su presa, pero que esta vez la presa fui yo?
¿Qué me dirías si te confesara que busqué hacer de nuestros encuentros una serendipia y me tropecé con el azar de tus pasos esquivos, de tu rastro borrado en las arenas del tiempo?
¿Qué me dirías si te contara que estuviste en los rincones sinuosos de mi mente durante semanas que se convirtieron en meses, que el reloj terminó transformando en años de piedra?
¿Qué me dirías si te revelara que encontré refugio en la tibieza de tu piel cada vez que tenía frío y que te busqué en ese punto mágico en el que la luna se besa con el mar?
¿Qué me dirías si hoy yo te contara que me apropié de la alegría de tu sonrisa y que acaricié la tristeza que de tus ojos fluía sigilosa, imperceptible, hacia un mundo que ni vos ni yo terminamos de comprender?
¿Qué me dirías si te dijera que en la danza del amor te hice un tímido souplé, pero que no me animé a ir en avant por la cobardía que me recorría entera solo de pensar en que tú me respondieras con un cambré?
¿Qué me dirías si te confesara que te llevé de paseo por cada bosque, que me mojé los pies con el mar tomada de tu mano, que emprendí rumbo al horizonte impregnándome de tu aroma, ese mismo que nunca llegué a conocer?
¿Qué me dirías si te contara que nunca lloré tu indiferencia porque te sabía feliz sin mis brazos rodeándote al final de una histriónica jornada teatresca, sin mis labios reposando en tu mejilla, sin mi voz diciéndote cuánto te amaba?
¿Qué me dirías si te confesara que aún te espero, con la expectativa justa, con la ilusión en latencia, con la certeza de que en mí vas a encontrar tu mejor puerto… con el amor a flor de piel?
Hoy yo te pregunto… ¿Qué me dirías si supieras que has estado en mi vida más tiempo del que un amor que no es para toda la vida puede durar?
Fin