La Majo
1 supporter
San Valentín, 2023.

San Valentín, 2023.

Feb 14, 2023

Hace pocos años que descubrí cómo, realmente, saber amarse es saber amar a los demás. Cada día desde que comprendí el verdadero significado de esa frase he ido añadiendo una capa más de significado, un poco más de comprensión a lo que ello significa, más allá de la trillada idea del egoísmo que mayormente le atribuimos por estar tan confundidos, confundidas, con lo que el amor (propio) es.


Desde chica siempre me pareció que el amor era algo imposible, algo complicadísimo, una eterna búsqueda que se basaba en la fe impertérrita de creer que porque una se da toda, completita, sin siquiera dejar un espacio para amarse una misma, será razón suficiente para que otra alma (igual de confundida que una) elija ponernos por encima de todas las cosas, todas las personas, todos los momentos. Incluso, a pesar de sí misme.


O sea, que se cree que amar es sinónimo de sentirse incompleto a menos que se convierta unx en el centro del universo de otro universo, contenido en otra persona. Y que esa persona tiene que darnos el primer lugar, a pesar de sí misme, aunque le vaya la vida en ello.


Y entonces tenemos una cultura que se basa en la carencia, en el vacío. 

En la insatisfacción.


Porque creemos que amar significa sufrir, padecer. 

Perseguir y poseer.


Porque eso de “eres mío y yo tuya”, de “hacerte mía”, y todas las frases de posesión que suelen ser lugares comunes en la música y la cultura pop que nos rodea desde hace décadas es justamente el reflejo de lo que encierran nuestros heridos y confundidos corazones.


Porque conforme una va creciendo, entendiendo cosas, trabajando en limpiar su propia basura por dentro y por fuera, una de las revelaciones más hermosas que se pueden tener es, justamente, la de comprender en qué consiste verdaderamente el concepto de “amor propio”. Eso de ser la propia prioridad. 


De nuevo, no desde el egoísmo, o el narcisismo, o el drama. Sino desde la conciencia de que una es su propia obra de arte y en esta vida, en esta cuerpa encarnada, en este ser que soy aquí y ahora es cuándo para saltar hacia la evolución y el crecimiento.


Porque no creemos que es posible ser feliz. No creemos que es posible amar sin sufrir, pero sí lo es. La clave está en amarse una misma tanto, tan genuinamente, tan verdadera y honesta, transparentemente, que llegue el momento en el que será imposible no darse cuenta cuando estamos recibiendo un amor puro de otra fuente. Así como también resultará inequívoco identificar cuando estamos recibiendo un amor enfermo, herido, “tóxico” como nos gusta llamarle.


Si alguna vez has amado a un perro, que es el animal más puramente amoroso y leal que encontrarás en la creación, sabes que no existe amor como el de este ser. No hay humane que se desborde de excitación y felicidad cuando te ve llegar, diario. Porque el perro es puro amor, sólo eso sabe hacer, ese es su propósito.


Es más, si alguna vez has amado a un perro sin saber amarte a ti mismo te garantizo, sin la duda que crea la falta de experiencia propia, que no has sabido amar al perro plenamente como él te ha amado a ti.


Porque para eso tendrías que darte el mismo nivel de amor a ti mismo en primer lugar, tal como te lo da el perro. De otra forma, ¿cómo podría saber corresponderle si jamás has experimentado ese tipo de amor en tu propio ser?


Pero no nos entrenan la mente para eso. Para odiarnos, para vaciarnos.


Hace generaciones que nos han entrenado para sentir vergüenza de ser felices, de gozar la vida; culpa de ser seres plenos y plenas en esta existencia terrenal. De vivir en abundancia, en amor, porque hay que ser humilde, hay que sufrir para merecer. Y, sobretodo, hay que hacer penitencia constante por todas las faltas que todavía no cometimos, pero que ya nos vienen estampadas de nacimiento en la mente, el cuerpo y el corazón.


Si eres mujer, sabes que es aún peor.

Si eres diversx, mucho peor.


Si además eres pobre o con la piel de un color diferente al blanco, como la mayoría de la población del planeta, es prácticamente una identidad que aceptas como tu verdad.


Porque nos han puesto sobre los hombros cargas innecesarias, porque es más fácil dominar a través del miedo. Y porque para dominar, para conquistar, hay que tomar por la fuerza aunque no se tenga el derecho.


Pero la verdad es que nunca han tenido derecho sobre nuestras cuerpas, nuestros cuerpos. 

Jamás nuestra mente les ha pertenecido a los poderosos.

Nuestra energía y dones no son la posesión de nadie, ni siquiera de nosotres mismes.


Porque todo esto es prestado.

Hasta la vida.


Pero cada quien es su propio ser.

No existe nada de mi persona que nadie pueda poseer, jamás. Ni mi cuerpo, ni mi mente, ni mi voluntad; ni mucho menos mi coraje.

Yo soy la única soberana de mi existencia.

Yo soy perfecto equilibrio amoroso dentro de mi propio ser.

Yo soy plenitud de la existencia y comandante de mi voluntad.

Yo soy construcción en movimiento de mi mejor ser en cada nueva mañana.

Yo soy amor infinito que fluye a través de mi presencia material y se comparte hacia todos los rincones de la existencia.

Y sí, yo soy mi único, primerísimo y más importante, gran amor.

Porque sólo yo me conozco, o me puedo llegar a conocer, lo suficiente como para entenderme, comprenderme, valorarme y edificarme. 

Porque sólo yo puedo poner la vara a la altura de mi propio merecimiento, el cual sólo yo comprendo.

Porque las mentiras existen de mi boca hacia afuera, pero dentro de mi corazón, lo que es, es. Sólo hago como que no me doy cuenta de lo que es, de lo que soy.

Finjo no entender, pretendo engañarme, pero aunque no suelo admitirlo, es imposible.
Porque dentro del infinito universo que soy, del cual soy también diosa creadora, soy asimismo omnisciente. 

Porque soy diosa, soy dios.

Soy la partícula divina encarnada, que puede mirar hacia dentro de sí, tanto como hacia afuera.

Consciente.

Presente.

Y por eso soy, también, omnipotente al momento de tomar decisiones y acciones sobre mi propia felicidad.

Porque nadie, excepto YO, tiene la facultad para ejercer influencia y acción directa sobre mi ser. Porque sólo YO decido quién SOY.

Y yo?

YO SOY.

Foto por @gdeorduña

Enjoy this post?

Buy La Majo a coffee

More from La Majo