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Cashitop el Mago. Libro 2 La preocupació ...

Cashitop el Mago. Libro 2 La preocupación de los Asilados

Feb 24, 2023

Cashitop estaba atravesando por un muy mal momento, estaba totalmente deprimido, no sabía para que los Dioses le habían dado semejante poder y para lo que realmente lo necesitaba en este momento, no podía hacer uso de él, eso le hacía deprimirse, quería escuchar y ver a mamá, quería charlar como antes lo hacía, quería que le acariciara, que le diera sus “premios” por portarse bien, pero estaba consciente de que eso no pasaría jamás, Cashitop no sabía que hacer, de nada había servido tener ese hermoso báculo con el cual había hecho uso en sus últimas aventuras y que aumentaba muchísimo su de por si gran magia, no, Cashitop no sabía para que había tenido la gracia de sus Dioses, pensaba que jugaban con él, que estaba en una partida de ajedrez y solamente era una pieza, una pieza inanimada que nada podía hacer por cambiar las cosas, pero esperen, ¡Había algo que si podía hacer!, había algo en que las leyes que regían ahora su vida de mago no contemplaba y se proponía a hacerlo sin pedir consejo a los Dioses, sin avisarles siquiera, en serio, tenía que intentarlo, no había nada que perder y el poder que ostentaba lo permitía, así todos sufrirían menos, así volvería la alegría perdida en el Asilo, así cambiaría las cosas, debía intentarlo. 

 

Kitty estaba triste, se la pasaba todo el día buscando a papá, pero papá estaba muy mal, ella lo sabía y no podía remediar el dolor que sentía su adorado papi, ella amaba a mamá y papá, pero su adoración, el humano que había elegido era a papá, la recibió cuando llegó al Asilo, la colmó de caricias y mimos y ella supo al momento que su corazón le pertenecería a ese humano gruñón. Veía como pasaba cabizbajo, como estaba llorando todo el día, como solamente iba a la tienda a comprar su agua de sabor, pero no lo veía comer, le preocupaba eso y trataba por todos los medios de llamar su atención, papá pasaba sin siquiera mirarla, pero cuando limpiaba los areneros o les daba de comer, le daba las tan ansiadas caricias, ya no hablaba con ella como antes y eso la ponía mal, ella sufría al igual que papá y ni con el poder de curación que tenía, el regalo que le habían dado las Diosas podía curar ese corazón roto, ese corazón que necesitaba urgentemente de ser calentado con amor, no, ella no podía hacer nada, ese corazón estaba roto, ese corazón estaba sufriendo y ella no podía hacer nada por remediar ese gran dolor. 
 

Gitol paseaba y paseaba, esperaba ansioso que papá abriera la puerta de su oficina para entrar y acurrucarse bajo su regazo, era el único que tenía permitido entrar al gran despacho donde trabajaban los papás y se aprovechaba de ello para tratar de hacer sentir bien a papá, Gitol se había ganado el corazón de papá y sabía que era el único que podía hacerle pasar menos sufrimiento, que en compañía de él papá se olvidaba un poco de su dolor. Había hablado con Cashitop y con Kitty, le habían hecho saber la preocupación que tenían todos en el Asilo, sabían que papá los atendería hasta el final de sus días, pero también sabían que la salud de papá mermaba día a día, se malpasaba, solamente se preocupaba por sus pequeños gatos, pero él se estaba descuidando mucho y eso les preocupaba, ¿quién se haría cargo de ellos cuando falte papá? ¿Quién vería por ellos, ya que mamá había partido?, no, Gitol tenía que hacer lo posible para que papá se sintiera bien, se acercaba a él y le exigía que le acariciara, le amasaba la barriga para provocar que tuviera hambre y saliera a buscar comida, papá no quería hacerse de comer, el estaba acostumbrado a hacer de comer para dos y para uno le daba mucho dolor, por ello salía a buscar comida y Gitol le provocaba a que lo hiciera, ese gatito naranja amaba a papá y se preocupaba por él, regañaba a los pequeños cuando hacían travesuras y les explicaba que papá estaba pasando por un rato más amargo que el que ellos pasaban. 

Los humanos eran muy raros, no aceptaban la pérdida de sus seres queridos rápido, no, los humanos se llenaban de recuerdos a lo largo de su corta vida y esos recuerdos jugaban un papel muy importante en su vida, lo malo es que cuando perdían a sus seres queridos, lo primero que llegaba a su cabeza eran los recuerdo malos, los malos ratos que les hacían pasar a sus seres queridos; aún cuando los buenos recuerdos fueran más que los malos, no, estos no llegaban tan rápido, tenía que pasar mucho tiempo para que los humanos recordaran que había más felicidad que tristeza en la vida compartida con sus seres queridos. 

Los humanos eran muy raros, no aceptaban que la muerte es lo único seguro que tenemos todos los seres vivos, no entienden que la vida es tan corta como para vivir con preocupaciones, como para vivir con dolores, como para vivir lamentándose, no, los humanos pensaban en algo que se podría forjar, pero que no era seguro, los humanos se preocupaban en demasía por el futuro; pero se olvidaban totalmente que lo único que valía la pena vivir y preocuparse es el presente, olvidar el pasado y ¡vivir el presente! Así se evitarían muchos dolores. 
 

Esos seres humanos los perdía su alto raciocinio, su costumbre a querer “vivir un mejor futuro” pero olvidarse totalmente que lo único real que tienen es el presente, el hacerles saber a sus seres queridos que les aman, que les extrañan, que les necesitan, que son importantes en su vida, eso es lo único importante en la vida; lo importante es ¡vivir el presente! 

Papá sufría no por haberle dicho a mami que la amaba, extrañaba, necesitaba, etc… Papi sufría por pensar mucho en el futuro, quería darle una excelente vida a mami y a nosotros y se preocupaba en exceso por ello y eso le hacía sufrir en estos horribles momentos, papi adoraba a mami. 

Continuará… 

Ari Gatita desde el Hogar de Transferencia en los días más tristes de Febrero. 

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