Se dice que el miedo es un excelente motor en lo referente a la seguridad industrial. Una persona con miedo verá los riesgos que los confiados subestiman. Se asegurará que las medidas y herramientas funcionan correctamente pero también es cierto que el miedo nos puede jugar en contra.
En cierta empresa una analista se encontraba en la oficina de su jefa presentando unos documentos cuando se dio un fuerte temblor. La analista presa del pánico abandonó a tal velocidad la oficina que los papeles que tenía en manos no habían tocado el piso cuando ya estaba a una distancia considerable del edificio. En la rápida acción cerró de un portazo la oficina dejando a su jefa atrapada.
Son anécdotas que se convierten en parte del folklore de una organización.